La caza mayor es aquella en que se persigue a cualquier
animal salvaje mayor que un zorro ordinario. Se caracteriza por el mayor tamaño
de las piezas sobre las que se ejerce la acción cinegética y no en general por
la forma o modalidad de la cacería. Se ejercita en España sobre una serie de
especies como el jabalí, el corzo, el ciervo o venado, el gamo, el muflón, la
cabra montesa y el arruí.
El perro más utilizado para esta modalidad de caza es el
podenco campanero, gracias a sus cualidades, ya que es por decirlo así es el
perro más cualificado para esta modalidad.
De las numerosas formas de practicar la caza mayor, dos son
las más comunes: el rececho y la montería.
La caza a rececho es una modalidad de caza que se practica
en todo el mundo. Consiste en la búsqueda de un animal seleccionado por su
trofeo, o simplemente la búsqueda de un animal para darle caza, efectuando
luego un acercamiento sigiloso a la misma para darle muerte.
Se practica a pie e intervienen un único cazador y un guarda
que supervisa la cacería, siendo necesario en muchos casos la presencia de
algún auxiliar para el transporte de los animales. Resulta fundamental el
conocimiento del terreno, las querencias de los animales, su abundancia y localización,
función desarrollada por el guarda, por lo que su compañía no se limita
únicamente a labores de vigilancia y control, sino que resulta imprescindible
para obtener éxito en la cacería.
La batida es una modalidad de caza mayor practicada por
cuadrillas organizadas en dos grupos. Uno de ellos, el de los monteros,
auxiliados generalmente por perros, avanza acosando a las piezas para que
abandonen su lugar de refugio o encame. El otro, el de los cazadores, se sitúa
estratégicamente dominando la línea de huida de las piezas para darles muerte.
La batida es muy utilizada para la caza del jabalí o ciervo, y menos
frecuentemente para la caza del gamo, muflón, corzo, rebeco y lobo.
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